Si existe una comarca dónde la festividad del carnaval ha sabido conservar perfectamente sus orígenes, es la comarca del Sobrarbe. Allí valles como la Val de Chistau, el valle de Pineta, Bielsa o Aínsa gozan de unos carnavales de lo más interesantes, los cuales han sabido conservar su esencia pese al paso de los años y lo multitudinario de sus actos. Y es que vecinos y curiosos se acercan cada año a disfrutar de unos de los carnavales más tradicionales del país.
El carnaval de Bielsa, el resonar de los palos y gritos bajando calle abajo hacia la plaza Mayor. El nerviosismo se apodera del gentío, el temor en los ojos de los más pequeños, las miradas cargadas de emoción de los más mayores… Y entre tanto el sentirte transportado por unos instantes a tiempos pasados, el saberte privilegiado por estar asistiendo a un evento que poco o nada ha cambiado en siglos… y mientras la entrega de un pueblo, la entrega de una comarca por la conservación de sus costumbres y tradiciones.
Onsos, trangas y madamas… y Bielsa, pueblo inmortal en el norte más al norte de Aragón.
En Bielsa el personaje principal del Carnaval es Cornelio, un ser de paja que cuelgan en el balcón del Ayuntamiento, y que viene a representar el pecado del ser humano.
El domingo, cuando finaliza el carnaval lo bajan y lo condenan a morir en la hoguera acabando así con sus pecados.
Las vestimentas de las gentes de Bielsa, y de turistas son realizadas con pieles animales, cornamentas, pinturas faciales de color negro… y los hombres tienen ese aspecto de faunos, o binomio entre animal y ser humano.