La Galliguera, un paraiso amenazado

Se conoce como «la Galliguera» al tramo del río Gállego comprendido entre los embalses de la Peña y de Ardisa. Esta zona la cual forma parte del llamado Reino de los Mallos es una zona de un altísimo valor ecológico y medioambiental, donde sus pueblos han sabido adaptarse al siglo XXI apostando por un desarrollo sostenible y respetuoso con el medio ambiente.

La economía de esta zona de la Hoya de Huesca está basada en pequeñas explotaciones ganaderas y agrarias, pero sobretodo y en las últimas décadas, en el turismo. Un turismo rural muy vinculado a los deportes de aventura que llegaron con la escalada en los Mallos de Riglos, Mallos de Agüero y Peña Rueba, y se han consolidado con los deportes acuáticos vinculados al río Gállego.

Todo esto hace que hoy día sus pueblos sean pueblos vivos. El colegio Ramón y Cajal de Ayerbe acoge niños de todos los pueblos de la redolada. En todos los pueblos existe alguna casa rural, hotel o camping donde acoger el turismo. Y en lineas generales, sus pueblos, son pueblos con vida.

Hoy día el motor económico de la zona no se entendería sin el rafting. Cada año más de 80.000 personas ponen esta zona de Aragón en su agenda, y la convierten en su destino turístico. Deportes como el rafting, el kayak o el hidro-speed, junto con todas aquellas actividades que se han generado alrededor como puenting, tirolinas o vías ferrata hacen de esta, uno de los mejores destinos turísticos de todo el país en lo que se refiere a los deportes de aventura.

Existe otro tipo de turismo, el turismo ornitológico, el cual también ha venido para quedarse en torno a la Galliguera. Visitantes de todo el mundo vienen a conocer la gran variedad de aves que han encontrado aquí las condiciones idóneas para su perpetuidad. Aves como el buitre, el quebrantahuesos, el milano o la chova piquirroja tienen en la combinación de Mallos de Riglos – río Gállego el ecosistema perfecto, nada fácil de encontrar en otros lugares del continente.

Cada año se celebra un anillamiento de aves. Esto se trata de una actividad que sirve para llevar un control de las poblaciones de aves. Los datos recogidos forman parte de una base de datos global que sirve, tras un análisis, para conocer como migran las aves, y las variaciones que sufren tanto en número de aves, como en distancias recorridas en su periodos migratorios.

El río Gállego también es escenario cada año de el descenso de sus aguas por los «nabateros». Se recrea así una actividad de otros tiempos, en los que las maderas de las montañas eran bajadas a los pueblos y ciudades del llano a través del río Gállego. Las mismas nabatas, construidas con grandes troncos de madera, eran en si mismo la mercancía a llevar de un lugar a otro de nuestra geografía. Esta tradición y tantas otras actividades siguen estando vivas gracias a la Coordinadora Biscarrués – Mallos de Riglos, la cual en colaboración con ayuntamientos y asociaciones de la zona, trabaja año tras año en pro de un río Gállego vivo.

Pero todo esto, pese a ser la descripción de un lugar idílico, se encuentra amenazado desde hace más de 30 años. La amenaza de un nuevo embalse (el 4º en la misma zona si contamos el embalse de la Peña, el de Ardisa y el de la Sotonera) se pasea por la comarca. Los vecinos de la comarca, junto con buen número de simpatizantes, y ecologistas, llevan ya más de 30 años luchando sin reblar por un río Gállego vivo. Una lucha incansable, agotadora y desmoralizadora en muchas ocasiones, pero que su tenacidad y constancia han sido suficientes para llegar a fecha de hoy, y seguir viendo una Galliguera con un río vivo.

Aun siendo así, se hace un nuevo llamamiento desde la Coordinadora para concentrar el mayor número de apoyos posibles. Estas son algunas de las cosas que podemos hacer en los próximos días:

  • Firmar en Change.org a favor del río Gállego, y en contra del embalse, ¡a por las 100.000 firmas!